centro cultural tina modotti Dario Jaramillo Agudelo
Salve, solitudine di Dario Jaramillo Agudelo (Colombia)
Benvenuta, vecchia amica, ti ho creduta assente ed eri qui
nascosta, confusa con me;
benvenuta, ora che ti vedo, benvenuta nella casa che più
ti appartiene, il pulsare del mio sangue,
ti accolgo nel tempo ampio della poesia, nel dolce
sonno, nel formicolio della mia mano sinistra,
lavati con me, una doccia calda che batta
la schiena,
–ah, nudi affinché io e te siamo uno–,
prestami una delle tue camicie bianche di cotone,
vieni a prendere un caffè, senza zucchero: come lo bevo solo
con te,
amica, piattola, ombra,
e fumiamo osservando la variazione di colore della montagna,
fonditi con me affinché possa guardare come
albeggia,
vieni a cantarmi una canzone, sostienimi il riso di goderti
fino al midollo, mia generosa,
portami così, tranquillo, a questo o quel libro, lascia che legga per te
a voce alta e dimmi se ti annoi,
diventa musica, cuscino; converti, maga, la tua
sostanza in fumo, sulla soglia delle visioni,
suggi con me il nettare della sacra euforia del silenzio,
delira, ragazza della mia vita, e narra il tuo racconto
mentre io, rozzo, ricevo il tuo dettato:
taccia sempre ogni attesa o speranza
che non senta il tempo,
e balla con me la danza del sorriso nell’occhio della
mente
fino a cadere, indissolubilmente insieme, fulminati.
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Hola, soledad de Dario Jaramillo Agudelo (Colombia)
Bienvenida, vieja amiga, te creí ausente y aquí estabas
escondida, confundida conmigo;
bienvenida, ahora que te veo, bienvenida a tu más
propia casa, el latido de mi sangre,
a ti te acojo en el tiempo largo del poema, en el suave
sueño, en el hormigueo de mi mano izquierda,
báñate conmigo, una ducha caliente que golpee la
espalda,
-ah, desnudos sí que tú y yo somos uno solo-,
préstame una de tus camisas blancas de algodón,
ven, tomemos café, sin azúcar: así lo bebo solamente
contigo,
amiga, ladilla, sombra,
y fumemos viendo el cambio de color de la montaña,
fúndete conmigo para que pueda mirar cómo
amanece,
ven cántame una canción, aguántame la risa de gozarte
hasta el tuétano, generosa mía,
llévame así, apacible, a este o aquel libro, deja que te lea
en voz alta y dime si te aburres,
vuélvete música, almohada; convierte, maga, tu
sustancia en humo, en el umbral de las visiones,
liba conmigo la euforia santa del silencio,
alucina, muchacha de mi vida, y cuenta tu cuento
mientras yo, torpe, tomo tu dictado:
tacha siempre toda espera o esperanza,
que no se sienta el tiempo,
y baila conmigo la danza de la sonrisa en el ojo de la
mente
hasta caer, inseparablemente juntos, fulminados.
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foto: musicalwds, Alone, cc Creative Commons 2.0